La famosa Ruta 66, también conocida como “carretera madre", nació gracias a la iniciativa de dos empresarios que querían unir Chicago con Los Ángeles. A lo largo de esta mítica vía puedes encontrar paisajes tan diferentes como el árido desierto de Nuevo México o la tupida vegetación de las tierras rojas de Arizona. Antiguamente una de las carreteras mas transitadas del mundo y actualmente ruta turística muy relacionada con el buen rock. Esta es su historia.
“Todavía nos quedaba mucho camino, pero no nos importaba: la carretera es la vida”. Esta frase, extraída de una de las biblias de la llamada generación beat, "On The Road" (“En la carretera”), de Jack Kerouac, describe a la perfección mi estado de ánimo después haber estadoconduciendo 14 días seguidos, recorriendo el suroeste de los EE.UU. a bordo de un confortable pero glotón Mazda 626. Me habría encantado haber realizado este periplo a los mandos de un inmenso Cadillac o a los lomos de una Chopper, al estilo Easy Rider, pero lo importante no era el cómo sino el qué, y de eso estaba satisfecho.
Atrás quedaban 14 intensos días y casi 3.000 kilómetros recorriendo las carreteras de Nuevo México, Arizona, Nevada y Utah, que producen en aquel que las atraviesa una suerte de déjà vu, pues han sido tantas las veces que las ha mostrado la industria de Hollywood, que casi parecen formar parte del inconsciente.
Inmortalizadas en mi memoria quedaban horas y horas detrás de un volante, viendo pasar paisajes tan distintos como el árido desierto de Nuevo México y la tupida vegetación de las tierras rojas de Arizona; ciudades tan fascinantes como la colonial Santa Fe, en el margen derecho de la Ruta 25, nidos de pecado como Las Vegas o vestigios del pasado como Acoma, en la cúspide de una “mesa”, donde residía la tribu de los Indian Pueblo; o milagros de la naturaleza como el cañón del río Colorado, frente al que te sientes insignificante, o el de Chelly, donde aún hay restos arqueológicos de los anasazi (en navajo, los ancestros).
Pero no era lo anterior lo que más me había impactado, sino un poblacho decadente y desangelado llamado Williams, en el estado de Arizona, divido en dos por la histórica Ruta 66, plagado de comercios con tufo a rancio y bares con los dos o tres parroquianos de turno, sentados frente a una cerveza o apostados en la calle a la espera de que pase por allí -que otrora no había quien cruzara por el tráfico existente- un coche o un extraño. ¡Ahí estaba la esencia de EE.UU.!
Y es que en un país con una historia tan breve como reciente, con unos ancestros de los que reniegan, cualquier cosa con una cierta antigüedad, aunque sea una carretera, se convierte en un elemento histórico, y aún más si cabe si se trata de la vía que vertebró el país.
Los promotores de la Ruta 66 fueron dos empresarios, Cyrus Avery y John Wood-ruff, quienes, a principios de 1923, unieron sus esfuerzos para que se construyera una vía que enlazara Chicago con Los Ángeles. Su idea, sin embargo, no se hizo realidad hasta que en 1925 el Congreso aprobó el plan para construir una red de carreteras interestatales. Fue así como en elverano de 1926 comenzó construirse la Ruta 66, la arteria principal que uniría el este del país con la costa del Pacífico. La designación del número 66 no fue baladí. Avery deseaba que la vía tuviera un número redondo y propuso el 66, pues pensaba que un doble dígito sería fácil derecordar y era agradable de pronunciar y escuchar.
Desde un principio, el cometido de la 66 era conectar las calles principales de municipios rurales -de ahí que a la 66 también se la llamara la “calle mayor de los EE.UU."- a lo largo de su trayecto por una razón práctica: muchas aldeas carecían de accesos a vías nacionales.
A diferencia de las vías estadounidenses actuales, la Ruta 66, que terminó de pavimentarse en1938, no seguía un curso lineal, sino más bien en diagonal, lo que favoreció enormemente alsector de los camioneros, que en los años 30 comenzó a rivalizar con el ferrocarril por el apetitoso mercado del transporte de mercancías. La Ruta 66 atravesaba extensas llanuras con un clima más templado que las vías del norte del país.
Sin embargo, fue en plena Gran Depresión (tras el crack de 1929), con el gran éxodo de miles de granjeros y sus familias desde el depauperado Dust Bowl, en Oklahoma, hasta el estado de California, lo que dio relevancia a la Ruta 66. Un episodio que describió con singular crudeza John Steinbeck en su famosísima novela “Las uvas de la ira”, en la que la citada vía fue proclamada“la carretera de la oportunidad” y “la madre de todas las carreteras”.
Años después, la Ruta 66 tuvo un papel primordial en la II Guerra Mundial, como vía para movilizar a soldados y carros de combate del este al oeste.
Al calor de estos recorridos de costa a costa, creció una importante industria de restaurantes, gasolineras, talleres y, sobre todo, moteles. Y es que los norteamericanos que utilizaban esta carretera preferían alojamientos menos confortables pero asequibles.
Carretera obsoleta
Transcurrida la contienda mundial, y debido al excesivo trasiego de camiones de gran tonelaje, la Ruta 66 había quedado deteriorada y, sobre todo, obsoleta para lo que demandaba una Norteamérica en pleno proceso de motorización. Curiosamente, fue Adolf Hitler, sin saberlo, quien sentenció a muerte a la Ruta 66. Después de visitar Alemania, el presidente Eisenhowerquedó prendado de las Autobahn (autopistas) germanas, construidas durante el régimen nazi. “En la II Guerra Mundial pude ver el superlativo sistema nacional de autopistas alemán, que permiten circular rápido y al mismo tiempo seguro, algo que no ocurre en EE.UU.”, explicó el ex general norteamericano. Así, en 1970, la 66 comenzó a ser reemplazada por una moderna autopista decuatro carriles, proceso que finalizó en 1985, cuando la última sección de la vía original fue fagocitada por la Ruta Interestatal 40 en Williams, un poblacho decadente, testigo mudo de la historia de un país.
Autor Gabriel Jimenez (AutoBild.es)